A menudo me encuentro en los chats de los videojuegos con planteos
como “Qué hacés con 30 y pico de años jugando jueguitos?” o “Yo si a esa edad
sigo jugando videojuegos es porque soy un fracasado”.
Este tipo de observaciones vienen de adolescentes con un promedio
de edad que ronda, estimo, entre los 13
y los 16 años y se creen que tienen clarísimo todo, que son unos grosos y que
en el futuro van a ser magnates viviendo en mansiones, rodeados de minas y
ocasionalmente siendo llamados por alguna agencia de inteligencia para salvar
al mundo.
Generalmente no respondo nada porque ya estoy cansado de intentar
argumentarme cuando no tiene caso. La muchachada a esa edad no soporta perder
una discusión por chat y termina en el insulto gratuito. Sin embargo a veces me tomo el tiempo de
tipear una única frase intentando en vano ponerles delante de los ojos una
realidad que de todas formas se van a negar a ver “Pibe, si cuando tengas mi edad seguís jugando este tipo de juegos,
sentite afortunado”.
Fuera de los videojuegos y sus chats, en el mundo real, la “crítica”
viene de otros adultos, que consideran que “los videojuegos con cosa de
pendejos” y que es muy inmaduro seguir jugándolos.
En general siempre siento pena por todos ellos ya que se pierden
experiencias que nunca tendrán de otra forma, ficciones que no van a ver por
otro medio y con la ventaja de que incluso pueden “formar parte” de lo que
ocurre. Tengo mas de 30, trabajo, tengo familia, hago las típicas cosas
rutinarias, típicos viajes de vacaciones, típicas cenas familiares y salidas
varias.
Siento pena por quienes se pierden de sobrevivir codo a codo junto
a un grupo de desconocidos a los horrores de Horazine en KillingFloor.
Siento pena por aquellos que nunca resolvieron complicados puzzles
con GlaDOS intentando desmotivarnos de fondo o Cave Johnson amenazando con
demandar a la vida por ofrecerle limones.
Siento pena por aquellos que se encojen de hombros cuando se
mencionan nombres como Gordon Freeman, Illidan Stormrage, Chell, Arthas Menethil, Shodan o Andrew Ryan.
Pena por quienes nunca pudieron explorar complejos escenarios,
ciudades y hasta mundos ficticios como
Racoon City, Black Mesa, Azeroth o Paragorn City.
Pena por quienes nunca sintieron la satisfacción de llevar a
destino la carga explosiva en el último segundo en Team Fortress, quienes nunca
le dieron el hachazo mortal a un Tank en Left 4 Dead, quienes no se
maravillaron con la escena inicial de Prey o no se llevaron algún susto ante
una aparición de Alma en F.E.A.R.
Sigan, sigan con sus crucigramas, películas y Facebook. Yo los
miro de arriba, sabiendo que pasé los 30 y sigo jugando.
Un sueño hecho realidad, jeje mucha suerte
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